En los tiempos que estamos viviendo es frecuente escuchar en las noticias las expresiones «segundas viviendas» o «segundas residencias»: gente que prefiere teletrabajar cómodamente desde su segunda vivienda en el campo o en la playa o, por el contrario, gente que no puede disfrutar de su segunda residencia porque su población o comunidad autónoma se encuentra confinada… Pero ¿qué es exactamente una primera y una segunda vivienda?
La «primera vivienda», también llamada «vivienda habitual», es el primer inmueble que compramos, generalmente para vivir, para establecer un hogar solos o en familia, y por el que pedimos muchas veces una hipoteca para poder pagarlo a lo largo de los años. Los pisos de obra nueva de Vicálvaro son un ejemplo de este tipo de inmueble.
Cuando ya se tiene una vivienda en propiedad, se habla de «segunda vivienda» si se adquiere otro piso o casa como inversión (por ejemplo, para alquilarlo), y también para uso vacacional, generalmente en el campo o en la costa. Es en este último sentido en el que suele emplearse la expresión «segunda residencia».
Dejando a un lado las cuestiones financieras –no son iguales, por ejemplo, las desgravaciones fiscales en uno y otro caso, ni el tipo de hipoteca ofrecida por los bancos–, ¿en qué se diferencian las primeras y las segundas viviendas? ¿Qué es lo que buscamos en cada una de ellas?
En una primera vivienda buscamos que esté bien comunicada con nuestro lugar de trabajo, colegios, centros de salud y hospitales, comercios, cines, restaurantes y bares, parques y otros servicios básicos y de ocio. Si es una zona urbana, que es lo más habitual, buscamos también seguridad y tranquilidad dentro de lo posible, facilidades de aparcamiento, sostenibilidad (es donde pasamos la mayor parte del tiempo consumiendo energía), entre otros aspectos.
Una segunda vivienda, en cambio, sobre todo si está destinada al ocio, suele elegirse lejos de las ciudades: en pueblos, en el campo, en la montaña o en la playa. Ya no necesitamos que sea de última generación, porque valoramos más otros aspectos como son el aire libre, la belleza del paisaje, la posibilidad de tener un jardín o una parcela, la cercanía al mar… Incluso la distribución y decoración es diferente. Si imaginas el interior de una vivienda nueva en la ciudad, de un apartamento de playa y de una casa de campo, seguro que te vienen a la cabeza tres imágenes bien distintas.
A pesar de las diferencias, hay también cada vez más similitudes entre las primeras y las segundas viviendas. Por una parte, con el auge del teletrabajo, en las segundas viviendas se busca cada vez más el espacio, la luz natural, la eficiencia energética… Por otra parte, en las primeras viviendas se están incorporando paulatinamente más elementos «de lujo» para disfrutar también en ellas del ocio y el deporte, por ejemplo, la piscina. Por este motivo, si piensas que aún está muy lejos la posibilidad de adquirir una segunda vivienda, puedes procurar que tu primera vivienda tenga zonas comunes para disfrutar de tus fines de semana o del tiempo libre en general. Los pisos de obra nueva de Vicálvaro son un buen ejemplo de lo que supone contar con tranquilidad, seguridad, zonas verdes y piscina en plena capital.