Para comprar una vivienda correctamente, es recomendable tener en cuenta la estación del año en la que se tiene intención de comprar. En los meses de calor, es más frecuente prestar atención al aislamiento de la casa, el sistema de aire acondicionado o la existencia de piscina comunitaria. En cambio, si la compra se realiza en invierno, se priorizará en mayor medida la luz que entre a la casa o el sistema de calefacción. Al comprender este factor, la adquisición correcta debe medir todas estas variables, sobre todo en las estaciones con temperaturas más extremas.
En las ciudades durante el verano el calor se acumula por culpa de las grandes concentraciones de asfalto y edificaciones, levemente aliviados por zonas verdes o lugares para refrescarse. Por ello, los pisos con piscina comunitaria tienen una alta demanda entre los compradores. Contar con una piscina para la urbanización trae muchos beneficios para los residentes, entre los que destacan:
La comodidad y disfrute con la familia. Una piscina para la urbanización puede ser una gran comodidad para los residentes del edificio. En los días calurosos de verano, tener una piscina puede ser un gran alivio y permitir a los residentes disfrutar del sol y refrescarse sin tener que salir de casa en el momento que uno elija. Además, el acceso a la piscina es generalmente fácil y rápido, lo que puede ser especialmente útil para aquellas personas con movilidad reducida o familias con carritos.
En segundo lugar, la piscina aumenta significativamente el valor de la casa, así como el valor de la urbanización en comparación con otros edificios de la zona. Además, conseguirá atractivo para los compradores o inquilinos potenciales. Para muchos interesados en adquirir una vivienda en ciudades con un verano de altas temperaturas como Madrid, una piscina es un factor importante a considerar al elegir una vivienda. Además, en caso de inversión, una propiedad con piscina compartida podría ser más fácil de vender o alquilar, lo que puede proporcionar una buena opción de conseguir un retorno.
En tercer lugar, cabe resaltar el ahorro en mantenimiento: Al compartir los gastos de mantenimiento y limpieza de la piscina, todos los residentes del edificio pueden ahorrar dinero en comparación con tener una piscina privada en su vivienda. El coste que supone mantener una piscina individual puede ser alto, especialmente si se tiene en cuenta el los productos de limpieza, el mantenimiento regular y las reparaciones necesarias. En cambio, los pisos con piscina comunitaria, dividen todos esos gastos entre todos los residentes, lo que puede significar un ahorro no solo de dinero, sino también de tiempo.
Por último, una mayor seguridad da paso a una mayor socialización. Cuando se trata de una piscina compartida, conocer a nuevas personas y mejorar la relación con los vecinos se convierte en una tarea más sencilla. Al compartir un espacio común, los residentes pueden tener la oportunidad de interactuar y construir relaciones, lo que puede crear una sensación de comunidad y apoyo mutuo. Para las familias, contar con un recinto cerrado aporta más seguridad para que los más pequeños jueguen sin preocupaciones.