El suelo radiante es una nueva forma de conseguir calefacción más eficaz que los tradicionales radiadores de agua y además permite un ahorro considerable de energía. Su innovador sistema se caracteriza por conseguir la misma eficacia que un radiador pero con mayor eficiencia, es decir, se consigue un confort térmico igual o superior, con la diferencia de un mejor aprovechamiento de los recursos energéticos del edificio.. Junto a ello, el suelo radiante permite ser alimentado a partir de dos sistemas, ofreciendo la libertad del inquilino a instalar el más deseado. Si bien se trata de una tecnología con menos trayectoria que los radiadores convencionales, la construcción de pisos con suelo radiante cada vez es mayor gracias a dichas propiedades.
Para tener una mejor perspectiva del ahorro con este sistema, la UE-Ray encargó recientemente un estudio comparativo que mida cuánto se puede ahorrar una vivienda de forma real al instalar suelo radiante. En este caso, las Universidad de Padua y Copenhague fueron las instituciones encargadas de elaborar todo el estudio para posteriormente publicar un informe con los resultados.
La metodología empleada en el estudio reflejó una comparativa, por un lado, entre edificios destinados a distintos usos: una oficina, una vivienda unifamiliar y una fábrica. Por otro lado, se tomarán datos de tres ubicaciones distintas para cada edificio seleccionado, es decir, el consumo de energía de cada tipo de edificio, se medirá en tres ubicaciones distintas, siendo las ciudades de Bruselas, Venecia y Estocolmo, las seleccionadas. Finalmente, entre los tipos de edificios, la comparación se realizará enfrentando consumo de energía y emisiones de dióxido de carbono generadas durante el uso de suelo radiante y radiadores. La comparativa además, se realizó con radiadores de 50 ºC, cuando es habitual usar radiadores de temperaturas que rondan los 65ºC.
Al extraer el gráfico que compara en porcentaje, la energía de carácter primario por cada edificio, se desvela un ahorro entre el 8 y 30% del consumo en favor a la calefacción mediante suelo radiante frente al uso de radiadores. Además, dicho gráfico ofrece una variable añadida, ya que muestra también la clase de alimentación del sistema de calefacción, generando tres nuevas variables: una caldera de condensación, bombas geotérmicas y por último, bombas de calor aire agua. En todas las comparativas, los edificios con suelo radiante que además son alimentados por una bomba de calor geotérmica, precisan de menos cantidad de energía para conseguir la calefacción.
Por estas razones, los pisos con suelo radiante son cada vez más demandados y planteados para viviendas de obra nueva. Para hacer la instalación de este sistema en un edificio nuevo, se requiere de una losa flotante que actúe como aislante térmico y que pueda acumular temperatura. La instalación de estos materiales en una vivienda nueva, se podrá realizar sobre el forjado del propio pavimento, mientras que en una vivienda antigua, se deberá levantar todo el suelo. Esta es una de las razones por las que muchos propietarios de casas ya construidas se muestran cautos a su instalación.