La escasez de recursos se vuelve una cuestión que atañe a la industria en la lucha de la reducción de emisiones de CO2, implementando medidas que conllevan un mayor control del consumo de energía. La cuestión de consumo y eficiencia energética es algo que ha venido para quedarse nuestras vidas cotidianas. A la hora de realizar una compra de cualquier electrodoméstico, nos encontramos con una etiqueta que refleja la eficiencia energética de ese producto. También, respecto a la iluminación, el consumo y la contaminación ha producido que se potencie el uso del LED frente a las bombillas halógenas o de bajo consumo. En este contexto, el sector inmobiliario también posee una importante estructura alrededor de la eficiencia energética, donde incluso, se llegan a catalogar edificios enteros mediante una etiqueta en función de la sostenibilidad.
Lo que nos atañe en este escrito es saber qué es la eficiencia energética en edificios y cuales son los parámetros o elementos que designan si un edificio es más eficiente que otro. Para ello, lo primero es tener en cuenta el significado del concepto eficiencia energética en este ámbito, siendo la capacidad que posee un edificio de aprovechar la energía. Esta capacidad se mide gracias a dos parámetros clave: la demanda y el consumo. La demanda consiste en la capacidad del edificio para no gastar energía, es decir, cuanto mejor aislamiento térmico tenga la piel del edificio (tejado, ventanas, paredes, etc.) menos energía gastará el edificio. En consumo es la cantidad de energía que necesita un edificio para mantener la confortabilidad en el interior del mismo, por lo tanto, es más eficiente cuanto menos contaminante es el combustible que se usa para su consumo.
La combinación de los dos parámetros hace que el edificio sea más o menos eficiente, y a raíz de ello se decidió establecer un procedimiento para la certificación de la eficiencia energética de edificios en nueva construcción por la Directiva 2002/91/CE del Parlamento Europeo y del Consejo. Aun así, no será hasta 2013 cuando se publique por el Real Decreto 235/2013 por el que se aprueba el procedimiento para certificar la eficiencia energética en los edificios, el cual concluye en una etiqueta de eficiencia energética que varía desde la letra A hasta la G, siendo A más eficiente y G menos eficiente, simplificando la cuestión de qué es la eficiencia energética de forma visual.
A partir de esta etiqueta de eficiencia energética, las autoridades competentes podrán establecer criterios de suministro acordes al tipo de etiqueta que posea cada edificio. Esto lleva o llevará consigo distintos aumentos y descensos del precio de suministro de combustibles, por lo que un edificio con una alta eficiencia energética podrá gozar de precios más bajos en el precio de suministros debido a su capacidad de ahorrar y reducir el consumo de energía. Por último, hay que tener en cuenta que etiqueta de eficiencia energética es un documento obligatorio actualmente dentro de la normativa española para realizar cualquier transmisión de bienes inmuebles.