Cerca de dos años después de la llegada del Covid-19 a España, vemos cómo de forma continuada el tejido productivo debe paliar las adversidades generadas por el contexto sanitario. Durante 2020, todos los sectores económicos se vieron afectados, generando unas bajadas de producción y ventas históricas, como fue el caso del sector del automóvil, donde según el informe anual de 2021 de ANFAC, la variación de producción de vehículos en España fue del 19,6%. Por otro lado, el Covid en el mercado inmobiliario produjo grandes contratiempos, no se llegaron a repetir los datos de la crisis de 2008, reflejando una seguridad considerablemente superior a la de esa época y desembocando en una recuperación más acelerada.
Para desglosar las evidencias que conforman el impacto de la pandemia en el sector inmobiliario, es necesario recordar la situación en la que se encontraba el propio sector. El 2019 cerró según el INE, con más de medio millón de operaciones inmobiliarias, destacando las ciudades de Barcelona y Madrid en el alquiler y compraventa de viviendas.
Dicho esto, no fue hasta marzo de 2020, donde cambiaron las tornas, imponiéndose un confinamiento domiciliario y el teletrabajo como forma única de trabajo, con pocas excepciones. Esto generó, además de un descenso del alquiler de oficinas, un problema para muchos trabajadores y empresas, que fue el desarrollar su actividad económica. Ante la situación, se generaron innumerables Expedientes de Regulación Temporal de Empleo y, en consecuencia, un descenso considerable de los ingresos. Además, junto al freno de la actividad constructora, supuso una caída del volumen de transacciones de carácter inmobiliario de casi un 15% respecto al año anterior según datos facilitados por el INE.
Aunque la situación fue mala, el Covid en el mercado inmobiliario ha incidido mucho menos en comparación con otros sectores, donde apenas un año después los expertos comenzaron a pronosticar el buen futuro por el que actualmente está pasando el sector. Entre los datos generados durante el 2021, destaca el cómo la evolución de la pandemia finalmente ha sido favorable para el comprador de vivienda, debido a que los precios se mantuvieron estables y conforme avanzó el año, en general, los precios han aumentado de forma ligera respecto al 2020. También para 2022 se prevé una situación similar según los expertos, donde los precios de la vivienda continúen subiendo ligeramente, lo que provoca una buena oportunidad para adquirir una vivienda, ya sea como hogar o para venderla, sirviendo incluso como inversión a corto plazo.
Por último, la situación del sector respecto a otros países durante refleja un optimismo de los inversores considerablemente superior si se compara con el final de 2020. Aunque el impacto total de la pandemia en el sector es difícil de comparar, los inversores ven con buenos ojos la rápida recuperación del mercado, la cual ha sido gracias a la forma de actuar de las Administraciones y los Bancos Centrales, mostrando la fortaleza y capacidad de reacción del propio sector.